miércoles, 4 de julio de 2012

IMAGINA

Imagina que cada día te dan 1.440€ para gastar hasta el final del día y lo que te sobre no te lo puedes quedar ni acumular para otro día, ¿que harías? Gastar cada día hasta el último céntimo, ¿verdad? Pues ahora piensa que un lugar de € son minutos de tiempo. La moraleja está clara: aprovecha cada minuto del día como si fuera un regalo  ;)

lunes, 12 de marzo de 2012

Caballeros, arranquen motores...

No es la resistencia aeróbica, ni el porcentaje de fibras musculares rápidas, ni la tasa de hematocrito, ni la morfología de los gemelos, ni siquiera la producción de ácido láctico. Definitivamente no. Lo que de verdad diferencia a los campeones del resto, es su cabeza, su mente, sus pensamientos, su cerebro.

¿Cómo si no crees que el nadador puede aguantar entrenamientos de 8 horas diarias sin ver otra cosa que no sea raya y pared? Y no sólo hacerlo, sino hacerlo al ritmo necesario para ser más rápido, para mejorar cada día. Es su mente la que le obliga al marchador a alimentarse sólo a base de pasta, arroz, verdura, fruta y ocasionalmente pescado cuando su paladar le pide un dulce. La que le dice al jugador de baloncesto que 250 tiros a canasta no son suficiente entrenamiento. La que permite al piloto tomar la decisión adecuada en décimas de segundo a más de 200 Km/h estando rodeado de rivales deseosos de batirle o de árboles que ponen en peligro su vida. Es su cerebro el que permite al futbolista talentoso ver un pasillo hacia el gol donde los demás sólo pueden ver un bosque de piernas. El que le ordena al motorista subirse de nuevo a su montura cuando aún no han cicatrizado las heridas de su última caída y ya no le queda ni un solo hueso de su cuerpo sin fracturar. La fuerza de voluntad es lo que hace continuar al maratoniano cuando sus piernas le arden al tocar el asfalto, lo que le hace ignorar al dolor y callar esa voz que le dice “¡Para, esto no tiene sentido!” transformándola en otras que le jalean un “¡Vamos que tú puedes!”. Lo que le lleva al ciclista a enfrentarse a paredes escondidas tras puertos del 23%. Lo que tira del gimnasta cada día para que haga una abdominal más cuando ya lleva 999 o que se vuelva a agarrar a la barra cuando se acaba de caer de ella.

Es el esfuerzo, la voluntad, el cerebro, las ganas, la actitud, la mentalidad ganadora, la capacidad de sufrimiento… Puedes llamarlo como quieras pero tú y yo sabemos que está en su cabeza.

Dicen que la vida es el deporte más duro, así que si quieres alcanzar su gloria, lucha, esfuérzate, ponte retos, supéralos y prémiate cuando lo consigas. Sé como el nadador para completar cada jornada de estudio o trabajo, como el marchador cuando surjan tentaciones que te aparten de tu camino, como el baloncestista cuando te sientas atrapado por la rutina, como el piloto cuando los demás intenten adelantarte, como el futbolista buscando soluciones donde los demás sólo ven problemas, como el motorista cuando esos problemas hagan mella en tu ánimo, como el maratoniano para intentar ver siempre el lado positivo, como el ciclista para ir siempre hacia arriba no importa lo pronunciada que a priori parezca la pendiente y como el gimnasta cuando creas que ya no te quedan fuerzas.

Porque si lo haces, aunque al principio parezca algo muy muy lejano, alcanzarás tus objetivos. Y cuando estés allí, descansa, disfruta del momento y de lo que has conseguido, prémiate por todo el esfuerzo invertido y prepárate para comenzar de nuevo. Suena la campana del siguiente asalto, ¿estás preparado?